No vemos las cosas como son, las vemos como somos
La percepción como espejo del yo
Esta frase, atribuida a Anaïs Nin, revela una gran verdad psicológica: no somos observadores neutrales. Nuestra mente interpreta los hechos con base en experiencias pasadas, patrones aprendidos y creencias inconscientes. De ahí que dos personas puedan vivir exactamente la misma situación y darle significados completamente opuestos.
Un estudio realizado por la Universidad de Princeton demostró cómo las creencias políticas influenciaban la percepción de hechos neutrales: los mismos eventos eran juzgados de forma radicalmente distinta según la ideología del observador. La percepción no es objetiva, es selectiva.
¿Y si el problema no está en lo que ves, sino en cómo lo estás viendo?
Cuando vivimos desde el miedo, el mundo se llena de amenazas. Cuando estamos heridos, todo nos parece ofensivo. Cuando nos sentimos insuficientes, todo lo externo parece un juicio. No es el mundo el que cambia, somos nosotros los que coloreamos la escena con la paleta emocional que llevamos dentro.
Preguntas para la reflexión
¿Hay situaciones en tu vida que estás interpretando desde el miedo o el dolor?
¿Puedes pensar en una ocasión en que cambiaste tu percepción y todo se sintió diferente, sin que nada externo hubiera cambiado?
¿Qué pasaría si observaras las cosas con menos juicio y más curiosidad?
Acciones para ver con más claridad
Practica la autoobservación: Antes de reaccionar, pregúntate qué parte de ti está interpretando la situación. ¿Tu adulto? ¿Tu niño herido? ¿Tu ego?
Haz una pausa emocional: Cuando una situación te detone, toma distancia antes de emitir juicios. Muchas veces, el tiempo nos permite ver con más objetividad.
Pide otra perspectiva: Hablar con alguien ajeno a la situación puede ayudarte a ver lo que tus emociones no te permiten.
Trabaja en tu interior: Cuanto más sanas tus heridas y te conoces, más limpio será el filtro con el que ves la vida.
Un ejemplo revelador
Marina pensaba que todos sus compañeros de trabajo la despreciaban. Cada gesto, cada silencio, lo tomaba como un rechazo. Hasta que en terapia descubrió que su percepción estaba teñida por una herida de la infancia: el abandono. A medida que trabajó en ella, comenzó a notar gestos amables que antes ignoraba. La realidad no cambió. Lo que cambió fue ella.
Reflexión final
La frase "no vemos las cosas como son, sino como somos" es una invitación a mirar hacia adentro antes de juzgar el afuera. Si queremos cambiar nuestra realidad, a veces no es necesario cambiar el mundo: basta con transformar la forma en que lo miramos. Porque al final, ver con más claridad es también vivir con más compasión.
Comentarios
Publicar un comentario